El tiempo pasaba como una niebla por mi mente, no tenía dirección ni sentido. Vacío, caía en una espiral de confusión. Aturdido, repetía todos los eventos mientras miraba perdidamente la pared por dónde se supone habíamos entrado. Estaba en un estado de letargo ¿Dónde había comenzando la locura? ¿Dónde había acabado la realidad? El llanto de Lois me molestaba, se había completamente entregado a la desesperanza, acurrucada en un rincón, su rostro tapado entre sus brazos, su cuerpo daba espasmos cada vez que respiraba. Sentí lástima, vergüenza. Un fuerte ruido me ancló de nuevo a ¿Mi realidad? Neil, golpeaba frenéticamente el ventanal. Llamaba con gritos a la sombra que habíamos presenciado. Sus ojos brillaban con ira. Como pude me reincorporé, lentamente crucé la habitación hacia el ventanal y sujeté a Neil. — Detente, relájate, piensa ¿Es esto real? ¿Es cualquiera de nosotros real? Es un sueño, no sé si tuyo, mío o hasta de Lois, pero lo que está...